Muchas veces de niños las cosas que nos asustan pueden estar pensadas para el propio entretenimiento infantil. No todos los niños,como es normal, se entusiasman de la misma manera.
Ya a mi corta edad intentaron sumergirme en el mundo de los dibujos animados, en los cuentos de hadas y en cualquier tipo de entretenimiento infantil similar a los que se acostumbra a acercar a los niños. Durante este proceso descubrí con gran sorpresa una historia que es difícilmente desconocida, la historia de un muñeco de madera que un día cobra vida gracias a un hada y que sueña con ser un niño de verdad. Esta historia lejos de conmoverme llego a horrorizarme.¡¡Así de sencillo!! no podía escucharla sin inquietarme, no podía concebir que un muñeco de repente cobrara vida. Desde entonces adopte una "extraña" afición por girar los peluches o cualquier clase de muñecos/as, y eso con una habitación llena de muñecas supone mucho trabajo, el solo hecho de que al despertar un día esos objetos tuvieran vida me producía escalofríos.
Así fue como los cuentos de hadas(una parte de ellos) y las muñecas pasaron a la historia para mi. Como cualquier niño necesitaba algo con lo que hacer volar mi imaginación, y fue así como empecé a descubrir gigantes, príncipes sin palacios ni fortunas, animales extraordinarios, mundos diferentes; todo se alejaba de lo que antes había conocido y me había horrorizado. Tuve suerte, tuve un desencuentro con Pinocho y así conocí mundos increíbles. Su mundo no me gusto y me decidí a buscar otros.
Quizá por eso me encanta decir: "Pinocho me da miedo y eso me encanta."
A.A
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