lunes, 24 de octubre de 2011

La vida del payaso triste


Pintor: M. Parreño

No, no solo pienso en hombres llenos de pintura que ocultan sus rostros y visten de manera llamativa. Pienso en cada uno de los que reímos mientras evitamos llorar, de los que nos ponemos una coraza para evitar que vean el dolor que nos consume, de los que cada mañana nos cambiamos la mascara destrozada por las lágrimas y la reemplazamos por la que lleva esa sonrisa eterna.
Esas dos caras que nadie conoce y que llevamos a  nuestras espaldas. Todos somos payasos buscando dar color  a la vida mientras la tormenta acecha. Escondemos nuestras lágrimas bajo ese maquillaje que resalta alegría.

Cuando vemos un payaso triste de niños, vemos un hombre que sólo intenta hacernos reír, a pesar de llevar una lágrima pintada nos hace felices, no llegamos a imaginar que al crecer seremos payasos intentando ocultar esa lágrima, ocultando reír mientras lloramos, haciendo piruetas en la vida intentando no estrellarnos, caminando con zapatos gigantes sin dejar ayudarnos...

En esto nos convertimos cuando crecemos, en un payaso triste, ese triste payaso.

A.A








domingo, 9 de octubre de 2011

Azul I


Inteligencia, sabiduría, verdad, recogimiento, espacio, inmortalidad, cielo y agua, son algunos de los adjetivos y nombres positivos que siempre se relacionan con el color azul, pero lo que no nos paramos a pensar es que una sobreexposición a este color nos produce fatiga o depresión. Por eso algunas pinturas donde predomina este color nos causan desasosiego o congoja.

Un momento de desesperación y agobio serenos, donde predomina la decepción, te lleva a pintar figuras poco definidas con colores neutros y fríos que causan una sensación extraña en quien lo mira. Una sensación de tristeza atrayente que no se si es causada por empatía, por conexión entre el propio estado de ánimo con el de la obra, o simplemente por el contraste entre la concepción que tenemos de las sensaciones que nos tendría que provocar ver esos colores y las que realmente crecen en nosotros.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

El Artista



Una tarde, le vino al alma el deseo de dar forma a una imagen del placer que se posa un instante. Y se fue por el mundo a buscar bronce, pues sólo en bronce podía concebir su obra.
Pero había desaparecido el bronce del mundo entero; en parte alguna del mundo entero podía encontrarse bronce, salvo el bronce sólo de la imagen del Dolor que dura para siempre.
Era él quien había forjado esta imagen con sus propias manos, y la había puesto sobre la tumba de lo único que había amado en la vida. Sobre la tumba de lo que más había amado en la vida y había muerto había puesto esta imagen hechura suya, como prenda y señal del amor humano que no muere nunca, y como símbolo del dolor humano que dura para siempre. Y en el mundo entero no había más bronce que el bronce de esta imagen.
Y tomó la imagen que había formado y la puso en un gran horno y se la entregó al fuego.
Y con el bronce de la imagen del Dolor que dura para siempre esculpió una imagen del Placer que se posa un instante.


Oscar Wilde